Historias

El oficio de historiador

¿Cómo enfrentar los retos de investigar cuando los recursos públicos y privados escasean?

Por Óscar Tamez Rodríguez

18 de octubre de 2022;

mensaje por el día del historiador nuevoleonés.

El título responde a la obra de múltiples autores quienes han explicado acerca del por qué, para qué, cómo, cuándo y el qué sobre el oficio de historiador. Entre ellos Luis González y González, Enrique Moradiellos y Marc Bloch.

En el día del historiador nuevoleonés, es necesario reflexionar sobre el presente y futuro de este oficio como le llaman los grandes de la teoría de la historia.

En mayo de 2014 el Congreso local de Nuevo León emitió el decreto por el cual se designa el 18 de octubre como el día del historiador nuevoleonés, con ello se distingue el prestigio propio en este grupo de académicos.

La fecha elegida es emblemática, corresponde al natalicio de Fray Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra, regiomontano quien fuera un polémico clérigo y excelente pensador liberal de su tiempo.

Fray Servando no fue un combatiente de las armas, fue un insurgente de la pluma, su obra llamada Historia de la revolución de la Nueva España puede competir entre las primeras escritas sobre esa etapa histórica. Sin duda, el primer historiador nuevoleonés en registrar la Independencia nacional.

Es oportuno que, en el seno de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, AC (SNHGE), dialoguemos, debatamos, razonemos sobre el oficio de historiador y su impacto en la sociedad dentro de la cual nos encontramos. Para ese panel hay preguntas base que debemos responder: ¿Está en extinción el historiador?, ¿La historia es un conocimiento anacrónico?, ¿Necesitan la sociedad regiomontana, nuevoleonesa y mexicana de nuestro trabajo como colectores de la memoria social?, ¿Cómo enfrentar los retos de investigar cuando los recursos públicos y privados escasean?, ¿Son las redes virtuales un aliado o un rival del historiador profesional?, ¿Es la función del historiador indispensable para preservar y comprender las transformaciones políticas y sociales de la época?, ¿El historiador se educa o se forma en la práctica?

Las anteriores y otras tantas preguntas deben plantearse. Por el momento tengamos en cuenta que entre las y los 70 socios de número existen egresados de las carreras universitarias en historia, derecho, educación, psicología, comunicación, arquitectura, contaduría, ciencias políticas, economía, ingeniería, fisicomatemáticas o filosofía y letras; esto es lo que enriquece a nuestra Sociedad de Historia, la diversidad, la pluralidad que construye interdisciplinariedad.

Encuentro dos requisitos inobjetables que debemos cumplir quienes enarbolamos el nombramiento de historiador o historiadora de Nuevo León: El primero: investigar con método en busca de la objetividad y la imparcialidad del conocimiento desde las propias fortalezas cognitivas y académicas. El segundo requisito: escribir, estudiar, divulgar la historia. Cumpliendo ambos, nos acercamos al historiador profesional, no importa la profesión acreditada, en el oficio de historiador cabemos todos quienes historiamos en forma profesional.

Escribe Pinal Rodríguez, en Vivir para historiar, historiar para vivir que

el ejercicio de la historiografía como una actividad profesional es el resultado de un proceso por el cual la concepción de dicha actividad tuvo que modificarse, y el primer paso de esta modificación fue la concepción de la historia, primero, como una realidad objetiva, y segundo, como un posible objeto de estudio científico.

Sin duda, la profesionalización del oficio parte de acercarnos con objetividad a la realidad y estudiarla con un método científico, esto sin duda se alcanza en la formación profesional universitaria que egresa a profesionales del conocimiento histórico, pero no es exclusivo, todo profesional de algún campo del conocimiento puede realizar investigación histórica mientras lo haga mediante la aplicación de alguna metodología y un método científico y alejado de la eventual subjetividad que todo acercamiento con el conocimiento tiene.

El historiador del siglo XXI debe historiar el pasado lo mismo que el presente, evitando sus filias y fobias, aunque esto sea complejo. Debe acercarse con ojos críticos, reflexivos; con interés por comprender y explicar los sucesos, igualmente lo ocurrido días atrás que lo acontecido hace siglos.

Enrique Moradiellos en su libro “El oficio de historiador” afirma: “es evidente que la labor del historiador no es una mera descripción de los hechos del pasado. Su tarea consiste en la construcción de un pasado histórico en forma de relato narrativo y a partir de las reliquias, de las pruebas y fuentes documentales primarias legadas por el pasado [y los testimonios], mediante un método de inferencia e interpretativo…” Moradiellos es claro, se tiene que comprender y explicar el pasado. 

Nosotros debemos narrar el presente para que en el futuro se comprenda y pueda explicarse este pasado al cual perteneceremos. 

Agrega el autor: “el relato histórico del investigador no puede ser arbitrario, sino que debe estar justificado, apoyado y contrastado por las pruebas que existan al respecto”. Para lograrlo, el historiador debe recurrir a otras disciplinas que fundamentan la comprensión, entre ellas la política, derecho, arquitectura, economía, psicología, literatura y educación. En la SNHGE poseemos la colegiación interdisciplinar que demanda la investigación histórica, hagámosla valer.

Sobre el párrafo previo podemos agregar lo escrito por Ciro F. S. Cardoso en su obra Introducción al trabajo de la investigación histórica:

En la medida en que la historia se abrió crecientemente a las ciencias sociales en nuestro siglo, es razonable considerar hoy día, entre los ≪conocimientos previos≫ que debe tener el historiador, una iniciación, por lo menos, a la problemática y a los modos de trabajar de la economía, la sociología, la antropología, la arqueología (ayer técnica auxiliar al servicio de la historia y de la antropología, hoy en vías de constituirse como ciencia), la ciencia política… Ya los historiadores positivistas afirmaban, a fines del siglo pasado, la ≪dependencia recíproca≫ entre la historia y las ciencias sociales (vista entonces como una complementariedad pasado/presente), pero la realidad del contacto se hace sentir de manera incomparablemente mayor en la actualidad.

Por lo que implica celebrar el día del historiador y luego de reflexionar sobre el oficio de historiador y la forma que la cuál éste debe acercarse cada vez más a la ciencia. Éste es el mejor día (18 de octubre de 2022) para entregar acreditaciones y reconocimientos a quienes participan del oficio de historiador desde el seno de la SNHGE. 

Hoy, frente a las y los socios y atestiguando quienes nos acompañan; entregamos la actualización de los Nombramientos a Socias y Socios de Número, esto porque los documentos básicos obligan a actualizar el Directorio. Con ello se implementa la prelación en el número de socios, la segunda actualización al Directorio original de octubre 18 de 2018 cuando se implementó el Socio de Número. El nombramiento señala esta información para dejar testimonio que hubo alguien antes quien ocupó el mismo número de socio y así, no perder la historia de la Sociedad de Historia.

También entregamos dos reconocimientos, los dos de grandes historiadores de su tiempo. Cuando digo de su tiempo me refiero a quienes escribieron para la posteridad y registraron la memoria de su presente.

El reconocimiento Fray Servando Teresa de Mier que distingue a quienes publicaron un libro u obra de contenido histórico, emulando la actitud de Teresa de Mier quien logró publicar a pesar de las adversidades económicas, políticas y sociales que vivió. Este reconocimiento busca destacar a quienes publicaron un libro o más en los dos años recientes, entre septiembre de 2020 y septiembre del 2022. 

El reconocimiento consiste en una litografía autentificada del artista Félix Ledezma Bocanegra quien pintó el oleo donde se rescata al inquieto liberal regiomontano del siglo XIX.

El otro reconocimiento es un retrato a crayón de Celso Garza Guajardo, historiador, cronista, educador de la segunda mitad del siglo XX, expresidente de nuestra Sociedad. 

Su registro de la historia presente y de la crónica formaron escuela, cualquiera que se diga cronista está obligado a conocer la narrativa de Celos Garza Guajardo. Él, el narrador de lo cotidiano, de la microhistoria, de la prosa amena y coloquial, el cronista de lo trascendente y lo amable quien lo mismo escribió en periódicos, folletos o libros.

Hoy, por primera ocasión, entregamos el reconocimiento Celso Garza Guajardo a las y los historiadores quienes en los recientes dos años han difundido o divulgado el conocimiento histórico y la crónica. Se reconoce a quienes publicaron en medios impresos, periódicos, revistas, folletos; pero también a quienes lo hicieron en portales web o en las redes sociales virtuales, ya fuera en forma escrita, en audio, video o incluso con flyer o imágenes. 

También se entrega hoy la acreditación a quienes solicitaron su reconocimiento como socios correspondientes en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, institución pilar en México y Latinoamérica, la pionera desde el 18 de abril de 1833. Gracias presidente Hugo Castro Aranda por imponer la venera a quienes así lo solicitaron.

Concluyo exhortando a las y los historiadores nuevoleoneses para que pasemos de la transcripción de documentos históricos a realizar el oficio de historiador tal cual lo describen Luis González y otros, esto implica comprender, interpretar y explicar los hechos históricos, para ello contamos con la riqueza de la interdisciplinariedad del conocimiento de socias y socios, los aportes de la hermenéutica y la posibilidad de comparar momentos y personajes en forma transversal o longitudinal en el tiempo.

Cierro con una cita de Marc Bloch: “La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero quizá es igualmente vano esforzarse por comprender el pasado, si no se sabe nada del presente”.

Festejemos este día, la mejor forma de hacerlo es ejerciendo el oficio de historiador.

¡Sigamos haciendo historia!

Muchas Gracias.

Referencias

Bloch, M. (2020). Apología para la historia o el oficio de historiador (segunda, 2001 ed.). (M. A. Neira, Trad.) CdMx, México: FCE.

Cardoso, C. F. (2000). Introducción al trabajo de la investigación histórica, Conocimiento, método e historia (quinta ed.). Barcelona, España: Crítica.

González y González, L. (1999). El oficio de historiar (segunda corregida y aumentada ed.). Zamora, Michoacán, México: Colmex.

Moradiellos, E. (2013). El oficio de historiador: estudiar, enseñar, investigar (primera ed.).

Pinal Rodríguez, K. A. (2016). Vivir para historiar, historiar para vivir. La profesionalización de la historiografía en México: una propuesta revisionista, 1850-1950 (Colección graduados 2013, Serie Ciencias Sociales ed., Vol. 4). Guadalajara, Jalisco, México: CUCSH.

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